jueves, 14 de abril de 2016

REFLEXIONES CRÍTICAS "EL ABORTO"

REFLEXIONES CRÍTICAS  
"EL ABORTO"
  • El aborto siempre es y siempre será un problema. Son numerosísimos los abortos que se realizan cada año en las más distantes latitudes. Son muchos los factores que entran en juego: criterios médicos, datos científicos, aspectos éticos, análisis sociológicos, valoraciones religiosas, interpretaciones jurídicas y hasta intereses políticos, que hacen de esta realidad un fenómeno bastante complejo. Nunca se podrán dar soluciones drásticamente positivas o negativas, porque se trata de un tema que afecta a valores muy fundamentales y humanos, y lo humano no puede ser blanco o negro, pues no goza del rigor de una ciencia exacta. Lo menos que puede decirse es que el problema no resulta tan sencillo como algunos piensan, ni las soluciones aparecen tan claras como otros quisieran.

  • El aborto genera opiniones contradictorias; dentro de su contexto intervienen principios éticos, morales, jurídicos, religiosos, médicos, prácticos, y de salud pública. No es fácil establecer prioridades entre valores éticos conflictivos, pero si es necesario reflexionar sobre principios moralistas y filosóficos de derecho que legitiman la necesidad de proteger los derechos humanos de las mujeres y su autonomía como seres individuales.

  • Una de las principales tensiones que gravitan en torno de estas decisiones de abortar, y que aparece claramente manifiesta en el caso de este problema, es la que se produce entre el “ser” y el “deber ser”, es decir, entre aquello que consideramos  correcto y apropiado en sí mismo, y los datos de la realidad que por lo general se presentan como abrumadoramente distantes de nuestro ideal de mundo. En el marco de este “tironeo”, la ética propuesta por Peter Singer, y la defendida en términos generales por la mayoría de los partidarios de la despenalización del aborto (al menos en ciertos casos) supone que quien se empeña  en sostener incondicionalmente determinados preceptos  ignorando por completo los datos de la realidad, padece de una especie de ceguera o necedad moral, puesto que la defensa de dichos preceptos conduce en última instancia a la toma de decisiones prácticas que ocasionan muchos más perjuicios que beneficios a la mayoría de los sujetos involucrados.

  • Cabe recordar que, quienes argumentan que las madres que abortan no están respetando la autonomía del niño, al impedirle la posibilidad de decidir sobre su derecho a vivir; deberían tener igualmente en cuenta que tampoco los niños que nacen lo hacen por propia voluntad, con lo cual también la decisión de procrear pasa por encima de la autonomía del niño, al obligarlo a venir al mundo sin su consentimiento.

  • El Estado liberaliza el aborto, pero no lo moraliza. La ley que despenaliza, lo que hace es renunciar a castigar, pero no intenta dar un carácter ético del aborto. El hecho de que esté permitido el aborto en ningún caso quiere decir que sea lícita su realización en el foro de la conciencia. Por lo tanto, no disminuye la responsabilidad ética, porque la norma no es una conducta para guiar la conciencia.


  • A pesar de que el principio ético que rige el aborto voluntario es el de la autonomía reproductora, considero que autonomía reproductora es un concepto más amplio, que abarca no apenas la cuestión del aborto, sino todo lo que concierne a la salud reproductiva. En verdad, como ya fue dicho, el principio del respeto a la autonomía es la base de una buena parte de las discusiones contemporáneas en la bioética.

  • El argumento principal de los defensores de la legalización o discriminación del aborto es el del respeto a la autonomía reproductora de la mujer y o la pareja, basado en el principio de la libertad individual. En la bioética, el aborto no es tema exclusivo de mujeres o de militantes de movimientos sociales; la idea de autonomía del individuo posee una penetración inmensa en la bioética laica. Es en torno del principio del respeto a la autonomía reproductiva que los proponentes al tema del aborto se asocian.

  • El aborto no es un simple capricho placentero, ni está motivado siempre por simples intereses egoístas. Cuando alguien toma esa decisión que nunca resulta agradable, lo hace para evitar ciertas consecuencias negativas u obtener otros bienes que también aparecen como ”buenos y deseables”. El conflicto entre diferentes valores es una consecuencia de nuestra condición humana, incapaz de cumplir muchas veces con todo lo bueno que deberíamos realizar, o evitar, por el contrario, todos los males que se presentan en determinadas circunstancias.


  • Teniendo en cuenta el contexto social en el que vivimos, signado por la marginalidad y la pobreza extrema, con todos los flagelos que suelen acompañarla (desnutrición explotación infantil, violencia familiar, excesiva negligencia y falta de contención paterna, adicciones, delincuencia, etc.), mi inquietud es si cabe plantearse seriamente la legitimidad ética de la interrupción de embarazos teniendo en la mira el “beneficio” o mejor dicho, el intento de evitar un perjuicio mayor al hijo por nacer. Me resulta enormemente llamativo que el grueso de los argumentos abortistas (al menos los que están circulando mayoritariamente en la actualidad, sobre todo a través de los medios) insista siempre en el beneficio que el aborto acarrearía a la madre, mientras que la cuestión de “proteger” al niño de futuras condiciones de vida indignas por lo general no es usada como argumento, cuando no me cabe la menor duda de que dichas consideraciones están “en la cabeza” de la mayoría de la gente.

  • El aborto no es sólo matar el fruto inmaduro del vientre, sino toda acción que de cualquier modo y en cualquier momento conduzca a su muerte. El castigo afecta a todos los que intervienen en el aborto y no sólo a la madre que mata o hace matar a su hijo.

  • Quien consciente y deliberadamente practica un aborto o acepta que se lo practiquen o presta una colaboración indispensable a su realización incurre en una culpa moral y en una pena canónica, es decir comete un pecado y un delito.

  • En la liberalización del aborto provocado, es necesario profundizar en los aspectos éticos, mas allá de los planteamientos jurídicos y sociales. Deben unirse la Bioética y el Derecho, pues ambos buscan el mismo fin, la promoción del respeto a la vida humana y a los derechos fundamentales.
  • Todos estamos convocados a vivir nuestra vida con una autonomía desde la que nos hacemos cargo de nosotros mismos, con responsabilidad. Todos los sujetos éticos son sujetos con responsabilidad que deben decidir por criterios adecuados y hacerse cargo de las consecuencias de los propios actos. Lo contrario seria una expresión de paternalismo que rebaja, que no reconoce plenamente la dignidad del otro.

  • Los derechos humanos han sido todo un símbolo de una vocación universalizadora en pos de una vida más digna, justa e igualitaria para todos los seres humanos. No obstante lo restrictivo de su extensión en sus inicios, en buena medida debido a factores contextuales, en su devenir histórico tales derechos han ido recogiendo esa necesidad de mayor inclusión y especificidad con miras a dar cabida a la diversidad humana en toda su expresión.

  • La ética es esa construcción humana, fruto de la racionalidad práctica, que ha contribuido a lo mejor y más hermoso que el hombre ha producido jamás.

Nunca los intereses de la ciencia o de la sociedad pueden 

prevalecer sobre los de la persona


Cada ser es responsable de sus propios actos, de sus hechos y de su conducta, pero pienso que ello no justifica que muchas veces actuemos inmoralmente creando conflictos y/o problemas que afectan a nuestra sociedad.

BIBLIOGRAFIAS